La historia y arquitectura que guardan los muros de El Riviera en Ensenada
La arquitectura de Ensenada en Baja California, al norte de México, es una mezcla de tradicional mexicana y una herencia de la arquitectura anglosajona de inicios del siglo XX.
En el área urbana de Ensenada conviven edificios representativos del art déco y el colonial mexicano, hay construcciones de corte vernáculo victoriano inglés e incluso tradicionales de adobe medianamente o poco conservados.
Hablando del Centro Cívico y Cultural Riviera del Pacífico, concebido como Hotel Playa, inaugurado el 31 de octubre en 1930, hace 91 años; en apariencia parece de adobe encalado pero su cimentación al estar sobre arena descansa en pilotes y una pila de concreto armado con acero, una tecnología constructiva relativamente nueva en aquella época.
Los proyectistas del Hotel Playa, a finales de la década de 1920, supieron leer el momento que se vivía tanto en el norte de México como en el sur de Estados Unidos.
La estructura y forma del edificio es de madera, construida a base de marcos ligeros, (balloon frame) al estilo de las construcciones estadounidenses.
Su diseño no sólo tiene raíces españolas, e incluso árabes y bizantinas, también luce pinceladas de modernidad
El Riviera es una exacta compaginación de las historia de la arquitectura que convergen en Ensenada.
A pesar del abandono, saqueos y destrucciones a los que se ha visto sometido a lo largo de los años que historiadores locales han denunciado sin cansancio, la construcción no ha perdido ese espíritu que lo hace ser representativo de Ensenada. A parte de la protección como monumento artístico que el edificio goza desde el 2011.
Hubo una época en la que las formas del Hotel Playa se reflejaban en las calmadas aguas de la playa de Ensenada, toda esa majestuosidad capturada en fotografías no ha sido suficiente para obtener una restauración completa.
Aunque el arduo trabajo de décadas de personas como don José Luis Fernández Bandini, cuyo teatro al aire libre lleva su nombre, hombre que dedicó tiempo a conservar y restaurar los edificios; conscientes de su valor artístico y arquitectónico y un atractivo para turistas y visitantes.
El norteamericano Gordon F. Mayer fue el arquitecto y James L. Miller su constructor. A Gordon se le atribuyen construcciones en la zona del Caribe y en Miami, EU, trajo e integró al Riviera elementos originales de distintos lugares, algunos de los cuales ya se han perdido. Carpinterías y herrerías de una maestría poco común pueden encontrarse dentro de espacios.
Mosaicos, murales, y pinturas originales todavía decoran los muros del recinto.
Dan distintivo la forma de los muros blancos, y las cubiertas en caída con tejas rojas y chimeneas de distintas formas geométricas, la técnica de madera emplastada con mortero evocan los gruesos muros de adobe de las capillas jesuitas construidas en la nueva españa durante la época colonial.
La construcción completa de El Riviera, como es popularmente conocido, en el paisaje ensenadense remonta a la arquitectura mozárabe, incluso el tambor octagonal que remata en lo alto del salón casino y los detalles en mosaico que son de factura bizantina, cuenta con detalles típicos de los misioneros franciscanos como distintos nichos que hay en toda la construcción.
Es bien conocido que los misioneros hicieron un recorrido de sur a norte por la península bajacaliforniana para arribar a la Alta California construyendo misiones, formas que han influido en la arquitectura de la región. El Riviera no es la excepción, no obstante el lujo los elementos fueron extravagantes en aquella época.
Una verdadera pena que parte de aquel legado se haya perdido. Basta con ver a detalle las fotografías aéreas que existen, en 1962 el edificio estaba a más del doble de construcción que en 1980, lo que indica que entre esos años sufrió un despiadado saqueo y destrucción.
Historia
A inicios del siglo XX, México pugnaba por entrar en la modernidad de la mano del Porfirio Díaz, que hacía gestiones para que el país fuera reconocido a nivel mundial, lo que más de 150 años después parece todavía lejos, aunque en técnica e ingeniería, Díaz resolvió muchos de los conflictos que arrastraba la nación desde la época prehispánica.
La política de Díaz que propició la llegada a México de inversionistas extranjeros para formar ciudades y explotar los vastos recursos naturales de México, chocó de frente con los revolucionarios que en la segunda década del siglo XX que se volcaron a un nacionalismo, a tratar de "rescatar" a México de las garras de los extranjeros.
Con la promulgación de la constitución de 1917, unos de los decretos de Venustiano Carranza exenta de impuestos a quienes construyeran edificios coloniales. Esa es tal vez la razón de que el Riviera a pesar de tener un sistema constructivo mixto parezca que es de adobe colonial.
El Riviera y algunos otros edificios de la época como el museo Goldbaum, la escuela Corregidora y el Teatro Centenario, ya reemplazado, conservan rasgos de la arquitectura colonial mexicana aunque fueran construidos con tecnología, procedimientos y materiales extranjeros.
Las formas geométricas limpias de molduras le dan al edificio un aire de modernidad
A pesar que no fue construido con las técnicas tradicionales de la colonia, el edificio completo expresa la tradicionalidad de la arquitectura mexicana y española del norte de México y sur de Estados unidos de finales del siglo XIX e inicios del XX, incluso tiene detalles que pertenecen ya a la época moderna, como las formas geométricas de las chimeneas y remates visuales además de la ausencia de molduras y balaustradas.
El Riviera es considerado un orgullo y es representativo para los ensenadenses, no obstante fuera construido como un centro de entretenimiento para acaudalados estadounidenses que huían de la ley seca en EU. Así, al terminar la prohibición en 1933, el edificio fue paulatinamente abandonado.
Lo que era el Hotel Playa
Los edificios del Riviera ocupan un área de 5 mil 600 metros cuadrados de construcción en un área total de 38 mil 500 metros cuadrados. El teatro al Aire Libre tiene un área de 1 mil 400 metros cuadrados, hay 10 mil metros cuadrados de estacionamiento y áreas arboladas, 15 mil de jardines y andadores.
En 1930 el Hotel se ubica en las manzanas 27 y 28 de la Colonia Carlos Pacheco ocupaba el área que es ahora del Cearte, instalaciones y se extendían desde la playa frente a la bahía de Ensenada hasta la calle López Mateos donde están las oficinas del SAT y las instalaciones de la Guardia Nacional. Y lo que fue el edificio de correos hasta 2020 con un área de casi 90 mil metros cuadrados.
Tenía 64 habitaciones, y cuatro suites, jardines, canchas de tenis, bar, y casino, pero sobre todo un frente de playa. Testimonios relatan que el Hotel se intentó ampliar pero sobrevino su quiebra y posterior destrucción.
Los ensenadenses no están equivocados en considerar al Riviera una joya de la arquitectura su construcción, detalles e historias que guardan sus muros hablan de la riqueza y diversidad, autoridades de cultura y municipales harían bien en conservar con expertos ese tesoro que ocupa un lugar central en la memoria colectiva de ciudadanos y visitantes.
(*) Jorge Martínez es arquitecto y ha impartido cursos sobre la historia de la arquitectura mexicana e historia de la arquitectura y es fan de los muros de El Riviera y los edificios de Ensenada.