En estos momentos en el mundo solo hay un tema a tratar: el desplazamiento forzado de seres humanos hacia lugares desconocidos y sin supervisión.
No solo se trata de los migrantes que están de sacando de los Estados Unidos a sudamérica y a México, sino de los que están mandando a Cuba. O de quienes buscan sacar de la Franja de Gaza. A este fenómeno se le ha llamado históricamente limpieza étnica.
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La migración es una condición natural del ser humano; de no ser así, África sería el único continente poblado.
Sin embargo, mientras estas crisis humanitarias ocurren, las distracciones abundan: accidentes aéreos, aranceles, los premios Óscar, el Super Bowl. Entre todo ese ruido mediatico hay un peligroso silencio.
La historia nos enseña que no hay nada más peligroso que un hombre con poder absoluto. Ya se vio con los emperadores romanos, los reyes europeos, la Alemania nazi y las dictaduras latinoamericanas.
Este hombre, Donald Trump, no es un rey, mucho menos un emperador, y está lejos de ser un dictador. Sin embargo, ostenta un poder real. Permitir que actúe a su voluntad será un error que podría costar millones de vidas. Los poderes de un presidente de Estados Unidos están limitados por sus propias leyes; hombres más inteligentes y modestos dispusieron estas restricciones, incluso desde tiempos de la antigua Roma.
México ya vivió con un reyezuelo en los últimos seis años, a quien apenas se pudo contener forzando los límites de los tres poderes. En Estados Unidos, podría no ser así: este hombre tiene en sus manos un poder de destrucción militar y económico sin precedentes en la historia de la humanidad.
Denunciar migrantes, sembrar el miedo a salir de casa, la cacería humana: todo esto ya es conocido. Basta con ver los documentales de la Segunda Guerra Mundial, las transmisiones de los juicios, o leer El diario de Ana Frank y El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl. No es ficción: el Holocausto realmente sucedió y todos los seres humanos deberían conocerlo en detalle.
Intelectuales contemporáneos ya lo han advertido: donde fallaron Hitler, Stalin, Franco, otro podría triunfar en cualquier país. La gente está demasiado ocupada consumiendo videos y fotos en redes creadas por hombres que ya se subordinan al poder.
La verdadera noticia no es la presencia de una persona trans en los premios Óscar. Es el desplazamiento ilegal de seres humanos, sin la supervisión de organizaciones internacionales de derechos humanos.