Ensenada, B.C.
A pesar del innegable estado de desarrollo que presenta la humanidad a (casi ya) el primer cuarto del siglo XXI, es tal que le atañen las causas del calentamiento global y los altos niveles de contaminación ambiental.
El camino recorrido no ha sido menos difícil, casi un millón de años desde que los primeros monos bajaron de los árboles y se internaron por la estepa buscando un destino incierto. Que por cierto encontraron.
El cambio fue gradual, pero hubo un momento especial en ese lapso de tiempo, cuando el mono se puso de pié y liberó sus manos empezó a crear, dibujó en los muros de las cavernas en que habitó, ya desde ese tiempo el hombre moldeó herramientas e hizo descubrimientos que han traído el progreso cada año hasta estos días.
Entre los descubrimientos que han generado progreso y tecnología están el lenguaje y el fuego que tal vez se dieron a la par; lo que es innegable que cada invento de esta categoría ha venido acompañado por un progreso en el lenguaje, la comunicación y la estructura social en general, lo que lleva a preguntarse cómo explicaban a alguien que debía cuidar que el fuego no se extinguiese.
La agricultura no fue diferente, la imprenta y la máquina de vapor, cada una trajo su revolución, en tecnología, lenguaje, bienestar, cambió la forma de hacer negocios, cambiaron los trabajos.
Así en este tenor, llegó el internet a las personas del siglo XX.
Cada uno puede explicar con cierta claridad la manera en que el internet puso un antes y un después en su vida
En 1995 estaba en la carrera de Ciencias de la Computación, cierto día estando en el laboratorio, una sala llena de cajas con pantallas, cajas también que en aquel tiempo eran las computadoras, se dio el cambio, algo pasó en el lapso de ese año que las computadoras adquirieron ese poder de comunicar, igual que el mono caminó. Supe lo llamaban internet y tenía 20 o 30 años de inventado, mismo que ahora, otros 20 años después ha cambiado el mundo.
Desde hacía tiempo ya disfrutábamos del “correo e”, solo que en aquel tiempo no había mucha gente a quien escribirle, salvo a los del salón que veíamos todos los días y algún científico en alguna otra universidad. Teníamos juegos de mud, en modo texto, los grupos de trabajo en red y otras cosas. Accesábamos a información remota por medio de telnet, por lo que no se nos hizo raro cuando de pronto la navegación era ya en modo gráfico, pareció natural cuando de pronto el netscape navigator y otros programas de ´surf´ en la red en todas las computadoras, el acceso a la información se transparentó.
En realidad podemos ver hacia atrás con claridad de 15 a 20 años y evaluar los cambios tan asombrosos que hubo por ejemplo en la música con el MP3, como los buscadores fueron siendo algo necesario debido a la cantidad de información que se acumulaba en la red.
Para 1997 sólo podíamos soñar con una conexión de alta velocidad, los expertos hacían pronósticos que tendrían que pasar unos 10 años para que el DSL tuviera vida fuera de las universidades y algunas partes de la ciudad.
Con el nuevo milenio y las inquietudes de los líderes mundiales por el medio ambiente, el sector de la informática se lanzó por una desenfrenada carrera de desarrollo que cada día deja sectores económicos devastados, rebasados, pero con acceso a la red a millones de potenciales clientes, aunque las viejas prácticas y las viejas tecnologías o maneras arcaicas de hacer las cosas se siguen haciendo.
Así, cada mañana se añade un nuevo término al desarrollo y la tecnología, hay una nueva metáfora tecnológica que aprender, hay una nueva ´app´ en “la nube” dicen, los mensajes de texto y las notificaciones que no dejan de llegar.
Las realidades aumentada y virtual y la IA
La realidad virtual, la inteligencia artificial, y la realidad aumentada, son ya una realidad, valga la redundancia; sutiles cambios en cada una de esas tecnologías cubre toda una gama de aplicaciones que van desde en entretenimiento, la mercadotecnia o la terapia.
La robótica y los sensores prometen simplificar la vida cotidiana cuando dependiendo el humor, es la música que selecciona un asistente virtual al modo de la ciencia ficción, las ventanas se atenúan, el ambiente controlado electrónicamente es también ya posible.
Aún y con todo nos descubrimos cubriendo el ojo de la computadora con un pedazo de cinta adhesiva, cuando hay otro par de ojos y un poderoso oído que nos acompaña a todos lados que si quisiera podría grabar y enviar a algún lugar de la nube todas nuestras conversaciones y delatar la presencia de cada quien a cualquier hora del día. El omnipresente teléfono inteligente.
De modo que más vale alinearse con la tecnología y entrar de lleno a la era del internet, aprender el nuevo avance del lenguaje digital, enseñar a los hijos los rudimentos de programación y hacerlos entender cómo funciona el 3D, aunque sea por medio de juegos; sin embargo, ¿cómo podemos prepararlos para un mundo que todavía no existe?, hay que ver que los abuelos que de manera furtiva entran a un mundo que no conocen, los padres que educaron a los hijos para una vida que se extinguió, miran con recelo los aparatos que hacen videollamadas, y puedes ver a quien habla en tiempo real, “son cosa del diablo” dicen las mamás con seriedad.
Es de celebrar que todavía podemos separar la basura de forma manual, que el planeta se cansa, y nadie todavía se afana en inventar una tecnología vegetal que transforma el dióxido de carbono en oxígeno de nuevo mientras reproduce video de la red.
El teléfono vibra de nuevo, pide una actualización que no puede recibir, porque acaba de cumplir cuatro años, desde cuando la tecnología con obsolescencia programada nos urge a comprar el aparato más nuevo a esto se ha llegado; todo fuera tan sencillo como ir ordenando por catalogo otro planeta porque este dentro de poco el que tenemos ya quedará corto.
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